
¿Que es la Esclerodermia?
La esclerodermia es una enfermedad crónica que afecta el tejido conectivo de la piel y, en algunos casos, también puede afectar los órganos internos y los vasos sanguíneos. Se caracteriza por el endurecimiento de la piel debido a la acumulación anormal de colágeno, lo que puede provocar una variedad de síntomas y complicaciones.
Existen dos tipos principales de esclerodermia:
-
Esclerodermia localizada: También conocida como morfea, afecta principalmente la piel y puede aparecer como manchas o áreas endurecidas en la piel que pueden ser rojas o moradas al principio y luego volverse más claras con el tiempo. Por lo general, no afecta los órganos internos y suele tener un curso más benigno que la esclerodermia sistémica.
-
Esclerodermia sistémica: También llamada esclerosis sistémica, esta forma de la enfermedad puede afectar no solo la piel, sino también los órganos internos como los pulmones, el corazón, los riñones y el tracto gastrointestinal. Puede causar una amplia variedad de síntomas, que pueden incluir endurecimiento de la piel, problemas respiratorios, trastornos gastrointestinales, hipertensión pulmonar, problemas cardíacos y renales, entre otros.

Cada día que te comprometes con tu tratamiento, estás invirtiendo en tu salud y en tu futuro. No subestimes el poder de tu dedicación y perseverancia.
Paciente.
Síntomas de la Esclerodermia
Los síntomas de la esclerodermia pueden variar ampliamente de una persona a otra y pueden incluir:
-
Endurecimiento de la piel en áreas como los dedos, manos, cara y cuello.
-
Cambios en la coloración de la piel, como manchas rojas o moradas.
-
Sensibilidad al frío o al estrés emocional.
-
Rigidez y dolor en las articulaciones.
-
Úlceras cutáneas o llagas que no cicatrizan.
-
Reflujo ácido y dificultad para tragar.
-
Problemas respiratorios, como tos seca persistente o dificultad para respirar.
-
Fatiga y debilidad muscular.
-
Cambios en la forma de los dedos, conocidos como fenómeno de Raynaud, que se caracteriza por cambios de color en los dedos en respuesta al frío o al estrés emocional.
El tratamiento de la esclerodermia se enfoca en controlar los síntomas y prevenir complicaciones. Esto puede incluir medicamentos para tratar el reflujo ácido, los problemas respiratorios y la hipertensión pulmonar, así como terapia física y ocupacional para mejorar la movilidad y la calidad de vida. En casos más graves, pueden ser necesarios tratamientos más agresivos, como inmunosupresores o terapia biológica. El manejo multidisciplinario con reumatólogos, dermatólogos, neumólogos y otros especialistas es fundamental para brindar la mejor atención posible a las personas con esclerodermia.

Contamos con testimonios en tratamiento con una mejoría notable

Llámanos hoy mismo

